Siempre llega sin aviso, me atrapa, se instala en mi y no se quiere ir, me revuelca sin piedad, siempre pierdo mis batallas ante ti, todas y cada una de las que trato de defenderme, tú sales victorioso, las del corazón, del cuerpo, termino rendida. Solo pido una tregua para que dejemos de temernos tanto. Y me des una oportunidad de estar sin ti.
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